Arribada de refugiats a l'Estació del Nord amb motiu de la Guerra Civil Espanyola. 24 d'agost de 1937. AFB. Fons Pérez de Rozas

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El esfuerzo de guerra de la retaguardia durante el conflicto del 1936-39

 

La Red de Museos Locales de la Diputación de Barcelona presenta 19 exposiciones presenciales en diferentes municipios de marzo a diciembre de 2024 y una exposición virtual que las agrupa todas y que podéis ver a continuación. 
Esta exposición repartida en el territorio de Memoria en Red (Memòria en Xarxa) es una aportación más a la recuperación de la memoria histórica que quiere destacar la importancia de los museos como depositarios de un legado histórico que nos es común.

PRESENTACIÓN

Como consecuencia del golpe de estado del 1936, en Cataluña empieza una movilización sin precedentes para hacer frente a los sublevados. Una parte de la población se integra en las fuerzas que tenían que combatir en el frente; la otra contribuirá al esfuerzo de guerra desde la retaguardia.

En un contexto de guerra abierta, de revolución social y de aislamiento internacional, la economía del país se vio obligada a adaptarse a la nueva situación. La industria se transforma para poder producir armas y todo tipo de materiales para el frente. El campo se organizó para producir alimentos y se crearon redes asistenciales para atender a las personas heridas y a la población desplazada. También se organizará la “Defensa Pasiva” como respuesta a los ataques aéreos.

GENTE REFUGIADA Y DESPLAZADA

El estallido de la guerra supone el inicio de un flujo migratorio creciente hacia Cataluña desde los territorios ocupados por el ejército sublevado. Se calcula que llegaron cerca de un millón de personas, la mitad de las cuales eran civiles refugiados. Esta situación implicó un enorme esfuerzo logístico y de solidaridad que contribuyó a evitar el derrumbamiento de la retaguardia republicana.

Se creó una red de asistencia humanitaria resultado del esfuerzo conjunto de la Generalitat, los ayuntamientos, las organizaciones políticas y la sociedad civil, que organizaron todo tipo de iniciativas para hacer frente a una situación difícil de controlar.

Hay que destacar el esfuerzo de los gobiernos locales para procurar recursos y alojamiento en un contexto de precariedad económica y de abastecimiento provocada por la guerra. Justo es decir que las necesidades de tropas y refugiados, crecientes a medida que el frente se acercaba a Cataluña, desembocaron en algunos conflictos. Aun así, la tarea de apoyo a la población acogida fue capital en el contexto del conflicto.

L'Hospitalet

L'Hospitalet acoge refugiados y desplazados

Durante la Guerra de España (1936-39) L’Hospitalet se movilizó para contribuir al esfuerzo de guerra desde la retaguardia. Algunas fábricas, como Can Llopis o La Farga, se reconvirtieron en industria de guerra. Se impulsaron los dispensarios municipales y la Casa de la Maternidad. La Junta de Defensa Pasiva Local coordinó la construcción de refugios antiaéreos y se organizaron colectas solidarias para la compra de ambulancias, entre otras iniciativas.

Entre 1936 y 1938 llegaron 142.149 refugiados al Barcelonès desbordando las capacidades de las instituciones. Los ayuntamientos vecinos de la capital acogieron un número muy pequeño en comparación, a causa de la endémica debilidad de las finanzas municipales.

A pesar de que la educación y la escolarización representaban uno de los graves problemas estructurales, junto con el paro, la salud pública y la vivienda, aun así, L’Hospitalet formó parte de la red asistencial de acogida de refugiados, es por eso que, en este contexto, adquiere todavía más valor la acción solidaria de la población, coordinada desde el Comité Local de Ayuda a los Refugiados.

El 17 de noviembre de 1936 se daba cuenta de la llegada de refugiados, todos menores, que tenían que ser distribuidos entre las familias de la ciudad. En diciembre cincuenta y uno fueron escolarizados, los mayores (12) en clases nocturnas.

La carencia de víveres fue el principal problema de la población, agraviada con la llegada de los refugiados. Desde el ayuntamiento se canalizaron las aportaciones mensuales de diez mil pesetas, hasta agosto de 1938 del Comité de Ayuda a los Refugiados de la Generalitat, creado en agosto de 1937.

A finales de 1938 había más de quinientas personas acogidas en la ciudad, es decir, el uno por ciento de la población. El bajo número respecto a Barcelona no desmerece el esfuerzo solidario de una paupérrima población y unas malogradas finanzas municipales, en particular el esfuerzo hacia los niños al garantizar su escolarización y formación.

<Fotos>
1.    Lista de alumnos de la escuela Palacio de Cultura, donde podemos ver algunos alumnos refugiados.
2.    Relación de la situación escolar de los niños refugiados de guerra.

Calella

Datos sobre los refugiados en Calella

El primer contingente de refugiados de guerra llegados a Calella, en octubre de 1936, fue un grupo de niños madrileños que fueron acogidos con entusiasmo y dedicación por parte de familias locales. Las llegadas más numerosas, pero, se produjeron entre junio y septiembre de 1937, coincidiendo con la batalla del Norte. Llegaron muchos asturianos, leoneses y vascos, aunque también, en menor número, aragoneses y andaluces.

Llegada la segunda mitad del año 1937, alrededor de un 7% de la población de Calella era refugiada: en aquel periodo se llegó a un máximo de unas 700 personas. En el padrón municipal del 31 de diciembre de 1937 figuraban 497 refugiados, 134 de los cuales eran hombres, y 363, mujeres.

Las familias locales que acogieron refugiados fueran muchas, a pesar de que antes de que los distribuyeran en casas particulares, los refugiados estuvieron en diferentes edificios, como el Pati Blau, los Escolapios (sede de las milicias), el colegio de las monjas (sede del CENU), el de las Hermanas Josefinas (sede del POUM) o el antiguo convento de los Padres Agustinos (sanatorio). El Ayuntamiento creó una comisión de refugiados para atenderlos debidamente, poniendo énfasis en el suministro de víveres y en la atención sanitaria.

Un 60% de las personas recién llegadas eran niños, que asistían a clase en la Escuela Ferrer i Guardia y participaban en festivales y concursos. Las autoridades intentaban dispensar un trato familiar a los refugiados y facilitar la integración en la medida que era posible. Algunos niños fueron ahijados por familias de Calella y también se celebró más de un matrimonio entre locales y refugiados.

Información extraída del libro República i Guerra Civil a Calella (1931-1939), de Jordi Amat i Teixidó.

<Fotos>
1.    Fondo documental del Ayuntamiento de Calella.

Tona

Los refugiados y refugiadas de guerra en Tona durante la Guerra Civil española

Tona recibió refugiados desde el final de 1936. La mayoría provenían de Madrid y de provincias limítrofes, pero también había del norte de España y de Andalucía. En un primer momento, fueron instalados en el Hotel del Parque y en varias torres y pisos de veraneo del barrio Roqueta. Más adelante, se obligó las familias con desertores a acoger.

El restaurante casino del Parque se convirtió en su comedor comunitario. Había cierta autoorganización interna de la colonia de refugiados, aunque bajo la tutela del Ayuntamiento, que era el encargado de garantizarles el suministro de alimentos y de cubrirles otras necesidades y recibía una subvención de la Generalitat por ello. En octubre de 1937 había censados 343 refugiados, y en septiembre de 1938, 392 en un pueblo que entonces tenía unos 2.500 habitantes, a los cuales había que añadir también una numerosa población flotante.

La colonia la formaban sobre todo mujeres, gente mayor, jóvenes y niños, algunos de ellos nacidos en la misma Tona. Su mantenimiento fue problemático, por las dificultades para conseguir alimentos y leña o carbón para calentarse. A primeros de 1938 se tuvo que talar parte del bosque de la Suïssa para poderles llevar leña. También hubo problemas de convivencia entre personas autóctonas y recién llegadas.

En el último mes de guerra, algunas familias emprendieron el camino del exilio, pero otros optaron por quedarse. Al caer Tona en manos franquistas, todavía había 150 personas refugiadas.

<Fotos>
1.    Dos páginas de un censo que recogía la lista de refugiados y refugiadas de guerra residentes en Tona en octubre de 1937, con información de sus circunstancias personales.
2.    Un cocinero del comedor comunitario del restaurante casino del Parque, acompañado de mujeres y niños de la colonia de refugiados.

El Masnou

El Masnou, un oasis en tiempo de guerra para los refugiados

El Masnou fue un pueblo de acogida de muchos de estos refugiados –especialmente de colonias de niños–, la mayoría de los cuales llegaron entre octubre de 1937 y mayo de 1938. El pueblo acogió un total de 834, a pesar de que no a la vez, puesto que muchos residían solo un tiempo, con la esperanza de que se ganara la guerra, y entonces continuaban su camino hacia Francia. Aun así, la población refugiada del Masnou fue bastante sedentaria.

El Masnou tenía una población de 5.100 personas en 1936. Por lo tanto, el número de habitantes durante la guerra aumentó casi un 16,5%, una cifra muy superior al tope del 10% determinado por la Generalitat. Los refugiados se distribuyeron entre la población en domicilios particulares (79,6%). Convivían con la familia propietaria o mayoritariamente en casas vacías, y también en colonias organizadas (20,4%). Alejados de los combates, tuvieron casa, alimentos, ropa, medicinas y educación. También recibían atención médica gratuita.
Las colonias infantiles en que se hospedaron centenares de niños del resto de España estaban concebidas como instituciones escolares donde estos niños recibían educación, tenían cocinera y otros profesionales que velaban por su bienestar.

Más del 80% de los refugiados eran niños menores de 18 años (57,6%); mujeres, cabezas de familia y madres también de refugiados (16,5%), y personas mayores. Había muchos huérfanos de guerra. Más de la mitad provenían del País Vasco, Cantabria y Asturias.

El Masnou significó para los refugiados llegados un alivio, después de meses de evacuaciones y traslados. A pesar de todas las dificultades de la guerra, la vida en el municipio fue bastante plácida.

<Fotos>
1.    Comedor de la colonia infantil Spain and the World, situada en la Escuela Sagrada Familia, en 1938.
2.    Visita de una comisión extranjera a los niños de la guardería de SIA Spain and the World, posiblemente acompañantes de Emma Goldman.

Roda de Ter

Roda de Ter, 1936-1939. La acogida de refugiados como deber de solidaridad1

Al inicio de la Guerra Civil, Roda de Ter tenía una población de 3.151 habitantes, y durante los tres años que duró el conflicto acogió a un total de 515 personas venidas de diferentes lugares del Estado.

El primer grupo llegó el 13 de diciembre de 1936 de Madrid, y lo formaban 52 personas: niños, adolescentes y dos mujeres. Una de ellas, de 19 años, era Amparo Sorribas; el más pequeño era Josep Villén. Ambos se quedaron a vivir aquí. Después llegarían otros grupos.
Muchos de estos refugiados ocuparon los refugios que se habilitaron, otros fueron a domicilios particulares, que, en algunos casos, recibieron ayudas para hacer frente a su manutención.

Refugiados en Roda
Fecha N.º de personas Procedencia Integrantes de los grupos
13/12/1936 52 Madrid y Santander Niños y adolescentes y dos adultas
29/8/1937 223 País Vasco, Cantabria, Burgos y Asturias Niños y adultos
14/10/1937 31 Asturias y Cantabria Niños y adultos
9/4/1938 25 Lleida, Vall-de-roures y Madrid Niños y adultos
2/5/1938 32 ? Adolescentes y adultos
7/7/1938 150 ? Niños y adultos
25/7/1938 2 Serra del Grau Adultos
TOTAL 515    

 

Edad Personas
0-14 años 225
15-18 años 57
19-40 años 122
41-79 años 111
TOTAL 515

 

LOS REFUGIOS
Hacían de refugio la escuela de las monjas y la parroquia (confiscados por el Ayuntamiento el 12 de agosto de 1936), y también algunos espacios de las escuelas nacionales.

En la escuela de las monjas había 12 salas equipadas con camas, sábanas, mantas, colchones, cubrecamas y almohadas, así como platos, copas, etc.

LA COMISIÓN DE ASISTENCIA SOCIAL LOCAL
Velaba por los asuntos de los refugiados. El 24 de agosto de 1938 el Ayuntamiento acordó crear un consejo con representación de los refugiados para tratar sus problemas: reparto de víveres, consumo de luz, conservación de utensilios, cooperativas del País Vasco, Asturias y Aragón, tanto por ciento de pago familiar de las personas del País Vasco, colonia escolar, etc.

EL FINAL DE LA GUERRA
Las tropas franquistas entraron en Roda de Ter el 4 de febrero de 1939. El año 1940 todavía había refugiados en Roda, y en el pleno del 16 de marzo, siendo alcalde Joan Viñets Sala, se acordó con urgencia reparar la escuela de las monjas, que «estaba destinada a los refugiados de guerra», llevar todos los refugiados que todavía había en el pueblo a una casa de la calle Verdaguer y almacenar los muebles que hasta entonces habían utilizado.

1 Josep Irla.

<Fotos>
1.    Boletines de la rifa en beneficio de los Hospitales de sangre (1937).
2.    Libros de cuentas. Archivo Municipal de Roda de Ter.

Cerdanyola

Cerdanyola, un lugar de refugio

Durante la Guerra Civil (1936-1939), Cerdanyola acogió centenares de personas que huían de las zonas de conflicto, lo que supuso un gran esfuerzo a causa de la situación de carencia de espacios y de recursos económicos y la escasez de abastecimiento. Para hacer frente a ello, se creó un subcomité prorrefugiados en el que estaban representadas todas las fuerzas sindicales y partidos antifascistas.

Las instalaciones de la Cooperativa de Flor de Maig, en Collserola, fueron habilitadas para hospedar familias refugiadas procedentes de varios puntos de España. También se desarrollaron iniciativas destinadas a los niños: el aula escolar provisional instalada en el Club Bellaterra acogió niños locales, pero también procedentes del norte de la Península y de la ciudad de Barcelona para protegerlos de los bombardeos.

A medida que pasaban los meses, se produjo una afluencia de refugiados del sur de Cataluña, que huían de un frente de guerra cada vez más próximo. Muchos se alojaron en casas del pueblo, a menudo acogidos por parientes o amigos. También algunas familias de Barcelona vinieron a Cerdanyola cuando la ciudad empezó a ser atacada sistemáticamente por la aviación franquista.

<Fotos>
1.    Lista de los refugiados asignados por la Generalitat a los municipios del Vallès.
2.    Contrato de alquiler de una casa de Cerdanyola donde se había acomodado a una familia refugiada.
3.    Vista de un grupo de personas refugiadas alojadas en Flor de Maig.

Vilassar de Dalt

Vilassar, pueblo de acogida de refugiados (1936-1939)

Vilassar de Dalt, igual que gran parte de los municipios de Cataluña, acogió centenares de refugiados de guerra procedentes de las zonas que iban siendo ocupadas por el ejército faccioso.

Entre 1936 y 1939 Vilassar de Dalt acogió 409 refugiados de guerra procedentes del País Vasco, Asturias, Madrid, Cantabria y Aragón. El aumento repentino de la población –un 12%, conformado básicamente por mujeres, niños y personas mayores– tuvo graves repercusiones sobre el conjunto, puesto que a partir del año 1938 el consistorio municipal sufrió graves dificultades para suministrar alimentos a la población. A pesar de algunas excepciones, los vecinos de Vilassar se mostraron solidarios en todo momento con los refugiados, incluso en los momentos en que los problemas para abastecer de alimentos a la población fueron realmente graves. El Archivo Histórico y Administrativo de Vilassar de Dalt conserva las listas con los nombres, apellidos, la edad, la procedencia y el lugar de acogida.

La procedencia de los refugiados se distribuía de la manera siguiente: País Vasco, 220 refugiados; Madrid, 37 refugiados; Asturias, 99 refugiados; Aragón, 7 refugiados, y Cantabria, 10 refugiados.

En Vilassar se instalaron mayoritariamente en casas de señores, como Les Ginesteres, can Grases, can Rafart, can Mayolas, ca l’Arenas, can Tarrida, can Puig o can Mayans, y algunas familias, en casas particulares.

El paso de los refugiados dejó huella en Vilassar: incluso alguna familia echó raíces en nuestro pueblo.

Fuente: Berger, G., Vilassar en guerra, 1936-1942.

<Fotos>
1.    Nombramiento del delegado para los refugiados del País Vasco.
2.    Relación de refugiados del País Vasco.

Ripollet

Ripollet y la acogida de refugiados

El peligro constante sobre la población civil a causa de la guerra provocó desplazamientos hacia los pueblos de la retaguardia. La mayoría de las personas evacuadas huían de la proximidad del frente y de los bombardeos, pero también de la represión ejercida por los franquistas en las zonas ocupadas.

Ripollet era una villa suficientemente alejada de Barcelona y podía mantener su población a salvo. Por este motivo se convirtió en el lugar de acogida de más de un centenar de refugiados. La mayoría procedían de Barcelona, pero también de otras zonas, como por ejemplo Madrid, Málaga o Guipúzcoa. Algunos estuvieron dos o tres años viviendo a la villa sin pagar impuestos y con un sueldo de dos pesetas para mantenerse. Los niños y las niñas fueron escolarizados y participaron en la publicación del boletín de la escuela pública, Sempre Avant (Siempre Adelante). 
Para dar respuesta a las nuevas necesidades de las personas refugiadas, el Ayuntamiento confiscó algunas residencias como por ejemplo can Buxó o cal Queixalista. También se ocupó la vicaría, donde se alojó a un grupo proveniente de Madrid. Como contrapartida por la acogida, algunos de los refugiados colaboraban en las tareas del día a día. Se conoce el caso de un hombre que ejerció como practicante durante el tiempo que vivió en el municipio.

Al acabar la guerra, algunos refugiados se marcharon con la retirada republicana, mientras que otros volvieron a sus lugares de origen. En cualquier caso, parece que durante su estancia en la retaguardia se pudieron mantener dignos, libres y bien considerados por la población.

<Fotos>
1.    Fachada principal de can Buxó.
2.    Vista de la antigua fachada de la iglesia parroquial con la antigua vicaría anexa.
 

Sabadell

Ciudad refugio. Sabadell, 1936-1939

En el verano de 2023 la televisión informaba que, según ACNUR, en el mundo había 110 millones de desplazados, tantos como los habitantes de España y Francia juntos. De estos desplazados, unos 35 millones eran refugiados, la mitad de los cuales eran sirios, ucranianos y afganos; 62,5 millones eran desplazados internos; 5,4 millones, solicitantes de asilo, y 5,2 millones, personas que requerían protección internacional. Las causas: los conflictos, la pobreza y el hambre. Más allá de las cifras, están las historias anónimas de vida y resiliencia, nombres y apellidos de personas que luchan cada día tan solo para sobrevivir con el único sueño de poder volver a casa con seguridad lo antes posible.

El Museo de Historia de Sabadell mira atrás para recordar la historia de los refugiados de la guerra de España que fueron acogidos en Sabadell, ciudad de la retaguardia, entre los años 1936 y 1939. Por nuestra ciudad pasaron e hicieron estancia, más o menos tiempo, casi 2.500 personas, aproximadamente el 5% de la población residente de aquella época. Esta acogida no estuvo exenta de dificultades ni de conflictos en el ámbito de la administración local y entre los residentes, pero la solidaridad y los esfuerzos para superar esta situación también serían una constante hasta el final de la contienda. La mayor parte de estos refugiados, en un elevado porcentaje, eran menores de 18 años y procedían, por este orden, de Madrid, Asturias, Huesca, Guipúzcoa, Vizcaya, Lleida y Málaga.

Uno de los ámbitos fundamentales de actuación del Ayuntamiento durante la guerra fue la asistencia social a los refugiados en un contexto que ya vivía con suficientes estrecheces las carencias a causa de la guerra: necesidad de camas y de viviendas (locales confiscados, casas particulares), de comida (comedores populares e infantiles), de escolarización, de atención sanitaria, etc. A todo esto, se añadió cierta desorganización, carencia de recursos públicos, divergencias sobre las competencias entre los gobiernos y las habituales desavenencias y desconfianzas entre partidos y sindicatos. Aun así, no faltaron actuaciones muy exitosas y eficientes con el apoyo y el esfuerzo de la solidaridad popular, el Gobierno de la Generalitat y el Gobierno central.

<Fotos>
1.    Habilitación de los alojamientos para los refugiados. Orden firmada por el alcalde Josep Moix, presidente del Comité Comarcal de Ayuda a los Refugiados. Sabadell, 25 de enero de 1936.
2.    Maleta del primer cuarto del siglo XX.

Mataró

La solidaridad de Mataró con los refugiados durante la Guerra Civil, 1936-1939

Los primeros refugiados que llegaron a Mataró, a inicios del otoño de 1936, procedían de las zonas ocupadas o asediadas por las tropas franquistas. El miedo de las represalias franquistas, el pánico a los bombardeos de pueblos y ciudades y, de una manera progresiva, la carencia de alimentos que afectó especialmente la zona republicana, son razones que se añadieron al avance del frente de guerra para buscar refugio en zonas más seguras.

Desde los primeros meses del conflicto, hubo un flujo continuado de llegada de refugiados a Mataró, mayoritariamente de personas mayores, mujeres y niños. Fueron unos tres mil quinientos, según la documentación municipal de enero de 1939. Para acoger estas personas, la administración republicana tuvo que organizar unos servicios de asistencia, y también se necesitó de la solidaridad de la población en general para garantizar los recursos necesarios de alojamiento, alimentación, ropa, sanidad y educación para todas las personas que llegaban a la ciudad.

En un contexto de economía de guerra, el coste económico de la atención a los refugiados fue extraordinario. El Consejo Municipal y la Concejalía de Servicios Sociales de Mataró –liderada por Consuelo Nogueras (1936), Amèlia Junoy (1937) y Carme Ribas (1938)– se implicaron a fondo para disponer de recursos y ofrecer una acogida digna. Se habilitaron dispensarios médicos y farmacéuticos, y se creó una maternidad para las mujeres refugiadas en la planta segunda del Hospital Municipal de Sant Jaume y Santa Magdalena, entonces llamado Hospital Civil. Además, se crearon cocinas comunales y una red de alojamientos públicos en la casa Verdaguer y Mata, la Colonia Ferrer i Guardia, la Escuela Valldemia, la Escuela Joaquim Costa o el colegio de los Salesianos, así como otra red de centenares de casas particulares que acogieron refugiados.

En octubre llegaron a Mataró 225 niños procedentes de Madrid. Pertenecían a diferentes grupos escolares y vinieron acompañados por sus profesores. De entrada, se alojaron en la Escuela Valldemia. Más adelante, este centro se convertiría en hospital para los soldados republicanos, y los refugiados serían alojados en otros edificios o casas particulares.

El edificio de los Salesianos pronto fue utilizado como hospital de las brigadas internacionales, y los refugiados que se alojaban se trasladaron al colegio de Rafael Campalans (Santa Anna), en el edificio de las Sirvientas de Maria y en el de La Coma. En el año 1938 continuaron llegando refugiados del País Vasco, Asturias y Andalucía, y, hacia finales de año, de Lleida, Tarragona y Terres de l’Ebre, que huían de la progresión del ejército franquista.

<Fotos>
1.    Harry Spiegel, brigadista austríaco hospitalizado en el hospital de las brigadas internacionales de Mataró (Salesianos), tocando la guitarra rodeado de niños refugiados, c. 1937.
2.    Retrato de Josefa Vinagre con sus hijos, refugiada de Madrid acogida por la familia Oller, 8 de enero de 1937.

Manresa

Los refugiados: la otra cara de la Guerra Civil en Manresa

La capital del Bages acogió a 3.000 personas que huían de las tropas franquistas.
Durante la Guerra Civil, Cataluña recibió más de un millón de personas que huían del avance de las tropas franquistas. Eran los refugiados.

Manresa llegó a acoger a unos 3.000 refugiados, un 8% de la población que tenía la ciudad en 1936. Se trataba sobre todo de mujeres, niños y ancianos. No faltaban familias numerosas. Venían de Andalucía, Madrid, el País Valenciano, Aragón, Asturias, el País Vasco… Huían del terror. Eran la imagen de la desolación. En 1938, con la ofensiva del Ebro y el asedio sobre Cataluña, se añadieron los desplazados de las comarcas de poniente y del sur.

La Generalitat, los ayuntamientos y la sociedad civil se esforzaron para darles asistencia humanitaria. Manresa trató de proporcionarles alojamiento, manutención y ayuda a través de servicios de beneficencia y familias acogedoras. La basílica de la Seu, habilitada con camas y cocinas, se convirtió en un gran albergue de acogida. Aun así, la creciente oleada de inmigrantes acabó desbordando la capacidad de la ciudad.

Cuando las tropas franquistas estaban cerca de Manresa, los refugiados tuvieron que volver a huir, si bien algunas familias acabarían residiendo en esta ciudad de manera definitiva. Otros partirían al exilio o acabarían volviendo a sus lugares de origen. Manresa seria, para todas estas personas, un episodio de sus vidas.

En diferentes puntos del mundo, el drama de los refugiados continúa formando parte de la actualidad y sigue llenando informativos. La Guerra Civil española fue solo un capítulo de esta historia dolorosa.

<Fotos>
1.    Cartel del artista manresano Anselm Rodillos i Perramon para el Hogar del Niño del año 1936.
2.    Interior de la basílica de la Seu de Manresa de finales de 1937 o 1938. Colección Joan Vila-Masana y Portabella.
3.    Interior de la basílica de la Seu de Manresa de finales de 1937 o 1938. Colección Joan Vila-Masana y Portabella.

Santa Coloma de Gramenet

Niños de Madrid refugiados en Gramenet del Besòs

Como otras muchas poblaciones de la retaguardia republicana, Gramenet del Besòs (como se denominó Santa Coloma de Gramenet durante la guerra) fue un municipio de acogida de refugiados, la mayoría procedentes de Madrid y de Aragón.

El número de habitantes de Santa Coloma en el verano de 1937 se situaba en torno a las 22.000 personas, de las cuales cerca de un millar eran refugiadas. Las dificultades para acoger y alojar todos los recién llegados se hacen patentes en un oficio de alcaldía del 29 de mayo de 1937, que expone cuál era la situación en relación con la carencia de vivienda en la población: «La avalancha de gente forastera (y especialmente refugiados) que ha venido a residir en nuestro pueblo hace que no haya desalquilada ninguna casa».

El gobierno municipal de Gramenet del Besòs, con un esfuerzo considerable, fue el encargado de desplegar todos los recursos necesarios para asistir a estas oleadas de desplazados.

Un buen ejemplo de acogida en nuestro municipio fue el del grupo de niños y niñas evacuados de Madrid a finales del año 1936, que fueron alojados en una torre del barrio del Singuerlín. En el año 1937, el Ayuntamiento puso esta casa a disposición del Comité Regional de Comunicaciones de la CNT, sindicato encargado de la custodia y el cuidado de aquel grupo de niños. En la casa, que tenía un amplio jardín, en un primer momento veintidós niños, y posteriormente una treintena, fueron asistidos por cuatro mujeres. Allá, los niños cultivaban un huerto, cuidaban las gallinas de su propio gallinero y recibían clases de una maestra.

<Fotos>
1.    Niños refugiados de Madrid en la torre del barrio del Singuerlín, 1938.
2.    Jardín de la torre del Singuerlín, sede del refugio de los niños de Madrid, 1938.

LA INDUSTRIA DE GUERRA

En el año 1936 Cataluña no disponía de prácticamente ningún tipo de industria bélica. Ante esta situación, la Generalitat, el Comité de Milicias Antifascistas de Cataluña y los sindicatos tomaron la iniciativa.

Se creó la Comisión de la Industria de la Guerra (CIG), de la cual dependerían todas las fábricas, talleres y laboratorios que se podían reconvertir para el esfuerzo bélico. Paralelamente, se proyectaron y construir quince industrias nuevas.

Se calcula que entre 60.000 y 80.000 personas, entre ellas muchas mujeres, trabajaron en unos quinientos centros para manufacturar armas y equipos para la guerra, a pesar de todos los problemas de acceso a las materias primas y la carencia de divisas para adquirirlas.

Este esfuerzo de organización hecho en Cataluña topó con los recelos del gobierno de la República, que acabaría controlando el conjunto de la industria de guerra catalana.

Cornellà

La industria de guerra en Cornellà durante la Guerra Civil española

En este contexto, algunas de las industrias de Cornellà reconvirtieron, parcialmente o totalmente, la producción para fabricar armamento, componentes para la aviación y otros materiales para el frente republicano, como por ejemplo mantas y otros complementos de indumentaria. Así lo hicieron las fábricas textiles Can Bagaria, Can Rosés o la FACIS (Fabricación de Cintas y Galones); las metalúrgicas Fábrica de Josep Mas i Font, Siemens Industria Eléctrica y la Sociedad General de Cables Eléctricos; o la Farinera Vella, además de otras instalaciones de interés, como por ejemplo los depósitos de carburantes de la CAMPSA al lado de la actual estación de RENFE o la Central Cornellà de Aigües de Barcelona.

La coyuntura empujó a la fuerza obrera femenina a ocupar el lugar de los hombres que marchaban en el frente. Las trabajadoras, tradicionalmente presentes en las fábricas textiles, llegaron a representar la mitad de la plantilla de la Siemens e, incluso, casi la totalidad en la fábrica del Molí Vell (Farinera Vella) y en la industria colectivizada de Hilados y Tejidos (Can Rosés).

Como las fábricas de interés bélico podían llegar a ser objetivo de los bombardeos de los aliados franquistas, algunas de ellas, como por ejemplo Can Rosés, la Sociedad General de Cables Eléctricos, la Siemens o la Central de Aigües de Barcelona, construyeron refugios antiaéreos para sus trabajadores. Finalmente, uno de los bombardeos de Cornellà, el del 29 de septiembre de 1938, impactó en la zona de concentración de estas instalaciones, situadas entre la Siemens y la Farinera Vella, pero no hay constancia de su afectación.

<Fotos>
1.    La empresa alemana Siemens Industria Eléctrica alrededor de los años 30.
2.    Vista del Molí Vell (Farinera Vella), a la derecha, y de Can Rosés, a la izquierda, desde la carretera de L’Hospitalet.

Terrassa

Fabricación de tejidos para uniformes en la empresa textil Sala y Badrinas

En el año 1886 los hermanos Antoni y Pasqual Sala crearon la empresa Sala Hermanos y Compañía. Posteriormente se incorporaron Alfons Sala i Argemí, hijo de Antoni Sala (1863 – 1945), y Benet Badrinas (1857 – 1943).
En el año 1910 la empresa cambió el nombre por el de Sala y Badrinas y poco después, con la Primera Guerra Mundial, experimentó una etapa de gran expansión debido al incremento de los pedidos de tejidos de lana provenientes de Europa. También fueron años de tensiones laborales provocadas por las condiciones de trabajo de los obreros y la estructura fuertemente jerarquizada de las fábricas.
En 1936, la empresa contaba con 650 trabajadores y el estallido de la Guerra Civil supuso su colectivización. Las familias Sala y Badrinas huyeron a Sevilla, dentro del bando de los sublevados. Pero los trabajadores se organizaron para mantener la actividad industrial, a pesar de las dificultades para obtener materias primas. Durante la etapa de colectivización la fábrica, que ya disponía de una larga trayectoria en la fabricación de tejidos de lana, se dedicó a la producción de telas para uniformes militares.

Una prueba son varios escandallos, que se conservan en el Museu Tèxtil, con muestra de tejido. Son hojas manuscritas de papel cuadriculado. En ellos se recogen diferentes datos técnicos y los cálculos para la fabricación de calidades de tejido como: “Gamuza”, “Patén”, “Gabán”, “Lanilla” o “Capote”. Su cronología alcanza desde el 13 de noviembre de 1936 hasta el 7 de diciembre de 1937.

<Fotos>
1.    Escandallo “Gabardina = Carabineros = Tipo N.º = 2”

Manlleu

La industria de guerra en Manlleu

En Manlleu, la empresa más grande que se dedicó a la fabricación de armamento fue la Anónima Serra, Can Serra.

En los inicios de la Guerra Civil la empresa que hasta este momento se había dedicado a fabricar maquinaria textil, fue incautada.

Si bien su director Josep Serra Sió continuó en el cargo, parte de sus funciones fueron asumidas por un comité de control obrero. Cuando la empresa empezó a fabricar armas llevó la gestión Jaume Arqués Caballeria, destacado dirigente local de la CNT.

Parece que, como otras muchas fábricas de su tamaño, en los primeros años la empresa mantuvo su actividad anterior fabricando al mismo tiempo productos bélicos. En 1938 se dedicó ya exclusivamente a la producción armamentista: piezas para los máusers, granadas de mano, otras piezas de artillería ligera y máquinas como fresadoras, limadoras, rectificadoras, etc.
Es probable que la producción de Can Serra fuera un encargo de la empresa Hispano Suiza de Barcelona, que además de coches hacía motores para la aviación y también para la Fábrica 14 de Barcelona, que era la que producía los máusers y también conocida como Fábrica de los Salesianos, creada por la Generalitat en 1936.

La relevancia de la empresa de Manlleu como fabricante de armas explicaría el bombardeo que sufrió por parte de la aviación franquista el 20 de enero de 1939.

Pero no fue Can Serra el único taller que produjo armamento. En la primavera del año 1938, la Subsecretaría de Aviación del Ministerio de Defensa del Gobierno de la República, a través de La Hispano Suiza primero y directamente después, solicitó los locales de la fábrica Rusiñol para instalar maquinaria para la fabricación de armas y otras para alojar a los obreros de los talleres. Ambas peticiones fueron aceptadas y gestionadas desde el Ayuntamiento.

En algunos documentos consta que otros talleres de Manlleu habían producido piezas o maquinaria para armamento y así lo denuncian las nuevas autoridades fascistas después de ocupar la población en febrero del 1939.

Texto: Imma Domènech y Assumpta Tort. Museu del Ter.

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1.    Documento “Sección fábricas y utillajes”.
2.    Panorámica de Manlleu con la fábrica de Can Serra en primer término.

Catellbisbal

Economía de subsistencia

La mayoría de los testimonios que nos han llegado demuestran que la guerra convirtió a los vecinos y las vecinas de Castellbisbal en maestros de la improvisación. La población se vio obligada a adaptarse a las nuevas circunstancias y crear objetos de primera necesidad empleando el ingenio y el reciclaje. Encontrar aceite para iluminarse, jabón para lavarse o cualquier otro utensilio de uso cotidiano era de lo más complicado.

Las improvisaciones eran una parte importante de la vida cotidiana en tiempo de guerra y en los primeros años del franquismo, e incluían luces, calentadores, quemadores, generadores, platos, etc. El Museu de la Pagesia de Castellbisbal quiere mostrar uno de estos objetos de la colección, que ilustra la creatividad, la innovación y el ingenio en uno de los periodos más oscuros de la historia del país. Este objeto, testimonio de la época, es una donación al Museu, y es una contribución importante a la colección. Objetos como este ayudan a explicar la guerra al público del Museu de todas las generaciones y dejan entrever la perseverancia, el ingenio y la creatividad de los habitantes de Castellbisbal.

Además, la alteración de las circunstancias económicas, ya desde los primeros meses de la guerra, también afectó la actividad financiera de Cataluña y, en particular, provocó una gran escasez de moneda de metal. Ante esta situación, el Gobierno de la Generalitat dotó a los ayuntamientos de la potestad de emitir moneda fiduciaria de pequeños valores de curso legal y obligatorio, pero limitada al término municipal. Castellbisbal también emitió papel moneda, con el nombre de Fruiters (Fruteros).

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1.    Fotografía de un grupo de tres persones en un jardín. Reflejo de la vida cotidiana.

El Prat

La industria de guerra en el Prat

El Prat tenía dos grandes fábricas que daban trabajo a la mayor parte de la población obrera industrial del municipio.

La proximidad respecto a Barcelona, las buenas comunicaciones, la abundancia de agua y el potencial de mano de obra jornalera agrícola fueron las motivaciones para la elección del Prat por parte de estas empresas.

La primera fue La Papelera Española, propiedad del complejo empresarial del vasco Nicolás María de Urgoiti, que empezó a funcionar en 1917 y se dedicaba a la fabricación de papel y cartón.

En 1925 se creó la sociedad La Seda de Barcelona, con capital mayoritariamente holandés, y al año siguiente se empezó a construir una fábrica en El Prat dedicada a la producción de fibras artificiales.
Al inicio de la guerra, La Papelera fue colectivizada y dirigida por un comité de trabajadores CNT-UGT. Continuó la fabricación habitual a causa de la necesidad de papel.

La Seda, de capital extranjero, solo fue intervenida, a pesar de que se dedicó a la fabricación de material de guerra. Se fabricaban granadas de mortero y componentes y piezas auxiliares de artillería.

Las dos grandes fábricas, una al lado de la otra, tenían unos trabajadores muy implicados en la lucha obrera. En La Papelera el sindicato mayoritario era la CNT, mientras que en La Seda había un equilibrio entre la CNT y la UGT. Durante la República protagonizaron huelgas muy importantes. Destacó la de 1931, que motivó la construcción de un cuartel de la Guardia Civil entre ambas fábricas. Cuando estalló el golpe de estado, a La Papelera hacía meses que había convocado una huelga, secundada por otras fábricas.

Las sirenas de La Papelera y de La Seda se usaban de alarmas de bombardeos para advertir a la población. El Prat, por las características del suelo, con un acuífero muy rico, no disponía de refugios, y las medidas de protección estaban orientadas a evitar la localización del pueblo. Así, se tintaron los vidrios de los centros que tenían que producir por la noche, como las fábricas, se apagaban muy temprano las luces de las calles y se ordenó lo mismo en cuanto a las casas.

<Fotos>
1.    Las dos grandes fábricas, una al lado de la otra, tenían unos trabajadores muy implicados en la lucha obrera.
2.    Las sirenas de La Papelera y de La Seda se usaban de alarmas de bombardeos para advertir a la población.

Arenys de Mar

Bombas: por tierra, mar y aire

Algunos de los talleres de Arenys que disponían de turnos, como por ejemplo Can Palomer, se dedicaron a hacer material de guerra. La fábrica de básculas Lletjós, que justo al estallar el conflicto bélico fue colectivizada, también se convirtió en una empresa de armamento; se fabricaron, por ejemplo, granadas de mortero, tipo Valero, de 81 mm. Esto la hizo un claro objetivo de los bombardeos: los aviones italianos tenían marcado en un plano su ubicación aproximada.

Hoy los bajos de esta industria, dedicada a la fabricación de bolsas de plástico, son los únicos restos de las Manufacturas Lletjós de entonces. Los bombardeos en Arenys fueron muy puntuales y se intensificaron los días previos a la entrada de las tropas nacionales. Los aéreos fueron llevados a cabo por aviones italianos y alemanes procedentes de Mallorca. Muchos de estos aeroplanos llegaban a la altura de nuestra población para ir bajando, posteriormente, en dirección a Barcelona.

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1.    Taller de Can Palomer, dedicado a la fabricación de material de guerra (1936-1939).
2.    Bombardeo de Arenys de Mar el 25 de enero de 1939.

LAS COLECTIVIZACIONES

A partir del estallido de la Guerra Civil española, en julio de 1936, la organización y el control de la producción fueron un objetivo fundamental para el bando republicano. El 24 de octubre de 1936, el Gobierno de la Generalitat aprobaba el Decreto de colectivización de las empresas industriales y comerciales. Las de más de cien trabajadores tenían que ser colectivizadas obligatoriamente; solo se permitía la pequeña industria privada, a pesar de estar sometida a controles.

El objetivo era socializar la economía y establecer un modelo de gestión liderado por la clase trabajadora a través de comités y sindicatos. El único beneficiario de la producción tenía que ser la comunidad. Cómo dice el mismo decreto: «La victoria del pueblo equivaldrá a la muerte del capitalismo».

En Cataluña, con el mayor tejido industrial del Estado, las colectivizaciones tuvieron un fuerte impacto en las zonas urbanas, pero el efecto se hizo patente también en las rurales, después de décadas de conflictos vinculados al campesinado y la propiedad de la tierra.

En conjunto, se pueden contabilizar en torno a 258 colectivizaciones distribuidas, especialmente, en las Terres de l’Ebre, el Camp de Tarragona, el delta del Llobregat, el Empordà y la llanura de Barcelona. Más de la mitad estaban dirigidas por la CNT, a pesar de que había otras controladas por otros sindicatos y partidos antifascistas. Principalmente, se colectivizaron las grandes propiedades. El pequeño campesinado conservó las tierras, pero se tuvo que sindicar a raíz del Decreto de sindicación obligatoria.

Sant Adrià de Besòs

La colectividad de campesinos de Pla de Besòs

Las colectivizaciones agrarias fueron un fenómeno habitual en la Cataluña revolucionaria, donde se pueden llegar a contabilizar en el entorno de 258 distribuidas en especial en las Terres de l’Ebre, el Camp de Tarragona, el delta del Llobregat, el Empordà y la llanura de Barcelona, entre otros lugares.

Pocos meses después del estallido de la Guerra Civil Española tiene lugar la colectivización de los campos agrícolas de Sant Adrià de Besòs. Un proceso durante el cual tanto los terrenos como la maquinaria de cultivo y recolección pasaron a estar bajo el control de la Colectividad de Campesinos de Pla de Besòs, integrada en la Confederación Nacional del Trabajo (CNT).

En Sant Adrià de Besòs se colectivizaron 39 propiedades agrícolas, de las cuales serían 6 las que lo hicieron de forma voluntaria. De acuerdo con la documentación conservada, se llegaron a poner bajo control de la organización agrícola 409,83 mojadas, correspondientes a 196,72 hectáreas de terreno, distribuidas en 17 zonas de cultivo en todo el municipio.

Se calcula que a inicios del año 1937 la Colectividad de Campesinos de Pla de Besòs estaba integrada por más de 280 trabajadores del campo que recibían liquidaciones por las jornadas trabajadas. Además, también recibirían aportaciones los jornaleros que tiempo después fueron movilizados en el frente de combate.
La gestión de la colectividad agrícola comportó, durante los poco más de 28 meses de existencia, continuos enfrentamientos con el Ayuntamiento del Pla del Besòs, muestra de las tensiones existentes dentro del bando republicano entre ERC, PSUC y CNT.

<Fotos>
1.    Vista exterior de la fábrica Polydor hacia 1933. El edificio sería la sede de la Colectividad de Campesinos de Pla de Besòs a inicios de la Guerra Civil.
2.    Relación de integrantes de la Colectividad de Campesinos de Pla de Besòs en el frente de combate, 25 de noviembre de 1937.
3.    Vale de 50 céntimos de la Colectividad de Campesinos de Pla de Besòs.

CRÉDITOS

Memoria en Red es un proyecto de la Red de Museos Locales de la Oficina de Patrimonio Cultural que organiza exposiciones articuladas entorno a la recuperación de la memoria histórica y que establece los museos como depositarios de su memoria material y transmisores de un legado cultural común.

Exposición organizada por la Diputación de Barcelona con la colaboración del Museu d’Història de Cerdanyola - Museu de Can Oliver.

Fotografías, objetos y documentos

Cabecera: Llegada de refugiados a la Estación del Norte con motivo de la Guerra Civil Española. 24 de agosto de 1937. AFB. Fondo Pérez de Rozas.

L’Hospitalet
AMHL 101 P131 Matrícula escolar Palau de Cultura 1936-1937. Lista de alumnos de la escuela Palau de Cultura, donde podemos ver algunos alumnos refugiados.
AMHL_101_P140_1937_02_001. Relación de la situación escolar de los niños refugiados de guerra.
Carta de la Consejería de Cultura dirigida a Enric Rueda, inspector de Primera Enseñanza, con una relación de la situación escolar de los niños refugiados de guerra que controla el Comité Local de Ayuda a los Refugiados. Socorro Rojo Internacional - LH - AMUNT-1937.

Calella
Arxiu Municipal de Calella. Fondo documental del Ayuntamiento de Calella.
Tona
Un cocinero del comedor comunitario del restaurante casino del Parque, acompañado de mujeres y niños de la colonia de refugiados [Autor desconocido / Arxiu Municipal de Tona. Colección L’Abans. Fondo Conxita Bou Vilardell].
Dos páginas de un censo que recogía la lista de refugiados y refugiadas de guerra residentes en Tona en octubre de 1937, con información de sus circunstancias personales [Arxiu Municipal de Tona]. 

El Masnou
Comedor de la colonia infantil Spain and the World, situada en la Escola Sagrada Família, en 1938. Archivo fotográfico del International Institute of Social History de Ámsterdam, referencia BG A39/84.
Visita de una comisión extranjera a los niños de la guardería de SIA Spain and the World, posiblemente acompañantes de Emma Goldman. Archivo fotográfico del International Institute of Social History de Ámsterdam, referencia BG A39/79-82.

Roda de Ter
Boletines de la rifa en beneficio de los Hospitales de sangre (1937).
Libros de cuentas. Arxiu Municipal de Roda de Ter. El Ayuntamiento, que recibía ayudas económicas de la Generalitat, y también de particulares y entidades benéficas, pagaba el gasto eléctrico de los refugios y los gastos de pan, alpargatas, carne, leche, medicinas o los tratamientos y las hospitalizaciones en el Hospital Comarcal de Vic. También los sueldos de tres mujeres que se hacían cargo de la «guardería» para los niños y las niñas que llegaban. El 4 de septiembre de 1938 se inauguraron oficialmente los comedores infantiles.

Cerdanyola
Vista de un grupo de personas refugiadas alojadas a Flor de Maig. Arxiu Nacional de Catalunya (ANC).
Lista de los refugiados asignados por la Generalitat a los municipios del Vallès. Arxiu Montserrat Tarradellas (AMTM).
Contrato de alquiler de una casa de Cerdanyola donde se había alojado a una familia refugiada. Arxiu Municipal de Cerdanyola (AMCV).
Vilassar de Dalt
Nombramiento del delegado para los refugiados del País Vasco (AMVD – Fondo Guerra Civil).
Relación de refugiados del País Vasco (AMVD - Fondo Guerra Civil).

Ripollet
Fachada principal de Can Buxó. Autor desconocido. Centre d’Interpretació del Patrimoni Molí d’en Rata. Fondo Familia Gassó-Trosses.
Vista de la antigua fachada de la iglesia parroquial con la antigua vicaría anexa. Autor desconocido. Centre d’Interpretació del Patrimoni Molí d’en Rata. Fondo Paquita Fortó Mañosa.

Sabadell
Habilitación de los alojamientos para los refugiados. Orden firmada por el alcalde Josep Moix, presidente del Comité Comarcal de Ayuda a los Refugiados. Sabadell, 25 de enero de 1936 (AHS).
Maleta del primer cuarto del siglo XX (MHS-6309).

Mataró
Retrato de Josefa Vinagre con sus hijos, refugiada de Madrid acogida por la familia Oller, 8 de enero de 1937. Foto: Rosset/MASMM. Archivo de imágenes. 
Harry Spiegel, brigadista austríaco hospitalizado en el hospital de las brigadas internacionales de Mataró (Salesianos), tocando el guitarra rodeado de niños refugiados, c. 1937. Archivo español. Archivo de documentación de la resistencia austríaca [Spanienarchiv. Dokumentationsarchiv des österreichischen Widerstandes] (Viena, Austria).

Manresa
Interior de la basílica de la Seu de Manresa de finales de 1937 o 1938. Se pueden contemplar cocinas y tablas de comedores para acoger a los numerosos refugiados que habían llegado a la ciudad. Se puede ver toda la pared pintada con cal a una altura de unos tres metros. La habilitación del templo para dar cabida a centenares de refugiados comportó toda una serie de intervenciones en el edificio, las capillas laterales del cual se convirtieron en dormitorios (Colección Joan Vila-Masana i Portabella).
Cartel de la Guerra Civil. Anselm Rodillos i Perramon. 1936. Guaix sobre papel. Museo de Manresa. MCM 10572. Cartel del artista manresano Anselm Rodillos i Perramon para el Hogar del Niño del año 1936. El Hogar del Niño se creó el septiembre de 1936 con el objetivo de acoger los hijos de los milicianos que luchaban en el frente, los huérfanos que habían perdido sus padres, y también a hijos de refugiados de toda la península.

Santa Coloma de Gramenet
Niños refugiados de Madrid en la torre del barrio del Singuerlín, 1938. Autoría: Fernández. Arxiu Històric de Santa Coloma de Gramenet.
Jardín de la torre del Singuerlín, sede del refugio de los niños de Madrid, 1938. Autoría: Fernández. Arxiu Històric de Santa Coloma de Gramenet.

Cornellà
La empresa alemana Siemens Industria Eléctrica alrededor de los años 30. Fuente: AHCL. Colección: L’Abans. Fondo: Anna Maria Puigpelat Trullas.
Vista del Molí Vell (Farinera Vella), a la derecha, y de Can Rosés, a la izquierda, desde la carretera de L’Hospitalet. Fuente: AHCL. Colección: L’Abans. Fondo: Dolors Baleta Conill.

Terrassa
Escandallo “Gabardina = Carabineros = Tipo N.º = 2”, cronología 31/03/1937 n. r. 23078-12, donación Ramon Guinjoan Barons. Museu Tèxtil de Terrassa, fotografía © Quico Ortega, Museu Tèxtil.
Manlleu
Panorámica de Manlleu con la fábrica de Can Serra en primer término. Primer cuarto del siglo XX. Arxiu Museu del Ter.
Documento “Sección fábricas y utillajes”. Fondo Conseller Josep Tarradellas i Joan (1931-1939). Arxiu Montserrat Tarradellas i Macià (Monestir de Poblet)

Castellbisbal
Fotografía de un grupo de tres personas en un jardín. Reflejo de la vida cotidiana. Arxiu Municipal de Castellbisbal, UD 47443. Procedencia: Mateu i Miró.

El Prat de Llobregat
Fondo La Seda de Barcelona. AMEP
Fondo Municipal. AMEP

Arenys de Mar
Bombardeo de Arenys de Mar el 25 de enero de 1939. Uno de los objetivos era la fábrica Lletjós, situada en la costa, donde se fabricaban las bombas Valero. Fotografía hecha por un barco de la Armada inglesa.
Taller de Can Palomer, dedicado a la fabricación de material de guerra (1936-1939). Fondo familiar Maria de Cervelló Palomer.

Sant Adrià de Besòs
Vista exterior de la fábrica Polydor hacia el 1933. El edificio sería sede de la Colectividad de Campesinos de Pla de Besòs a inicios de la Guerra Civil. Arxiu Municipal de Sant Adrià de Besòs "Isabel Rojas Castroverde", fondo 101.
Relación de integrantes de la Colectividad de Campesinos de Pla de Besòs en el frente de combate, 25 de noviembre de 1937.
Vale de 50 céntimos de la Colectividad de Campesinos de Pla de Besòs.

ITINERANCIAS

De marzo a diciembre de 2024

Museu d'Història de la Immigració de Sant Adrià. Arxiu Municipal de Sant Adrià “Isabel Rojas Castroverde”
La colectividad de campesinos de Pla de Besòs
Del 12 de marzo al 20 de diciembre
C. Mossèn Josep Pons, 5. 08930 Sant Adrià de Besòs

Museu de l'Hospitalet. L'Harmonia
L’Hospitalet acoge refugiados y desplazados
Del 12 de marzo al 16 de junio
Pl. Josep Bordonau i Balaguer, 6. 08901 L'Hospitalet de Llobregat

Museu Palau Mercader
Las fábricas de material de guerra en Cornellà de Llobregat durante la Guerra Civil Española
Del 17 de marzo al 20 de octubre
Ctra. de l’Hospitalet, s/n, 08940 Cornellà de Llobregat (Parque de Can Mercader)

Centre de Documentació i Museu Tèxtil de Terrassa
Fabricación de tejidos para uniformes en la empresa textil Sala y Badrinas
Del 14 de marzo al 21 de julio
C. Salmeron, 25. 08222 Terrassa

Museu del Ter 
La industria de guerra en Manlleu
Del 18 marzo al 24 junio
Pl. de les Dones del Ter, 1. 08560 Manlleu

Cèntric, Espai Cultural
La industria de guerra en El Prat
Del 2 al 30 de abril
Pl. Catalunya, 39-41. 08820 El Prat de Llobregat

Centre d'Interpretació i Jaciment el Camp de les Lloses
Los refugiados y refugiadas de guerra en Tona durante la Guerra Civil Española
Del 9 de abril al 17 de septiembre
C. Pau Casals, 2. 08551 Tona

Museu Municipal de Nàutica del Masnou
El Masnou, un oasis en tiempo de guerra para los refugiados
Del 12 de abril al 19 de mayo
Casa de Cultura. Ps. de Prat de la Riba, 16. 08320 El Masnou

Museu Arqueològic de L'Esquerda
Roda de Ter, 1936-1939. La acogida de refugiados como un deber de solidaridad
Del 12 de abril al 28 de julio
Av. Pere Baurier, s/n. 08510 Roda de Ter

Museu Municipal de Calella-Arxiu Històric Municipal de Calella
Datos sobre los refugiados en Calella
Del 5 de abril al 2 de junio
C. Escoles Pies 36. 08370 Calella

Museu Arxiu de Vilassar de Dalt
Vilassar, pueblo de acogida de refugiados (1936-1939)
Del 14 de abril al 24 de junio
C. Marqués de Barberà, 9 (Can Banús). 08339 Vilassar de Dalt

Museu d'Història de Cerdanyola- Museu de Ca n'Oliver 
Cerdanyola, un lugar de refugio
Del 24 de abril al 20 de diciembre
C. de València, 19. 08290 Cerdanyola del Vallès

Museu d'Història de Sabadell
Ciudad refugio. Sabadell, 1936-1939
Del 8 de mayo al 30 de junio
C. de Sant Antoni, 13. 08201 Sabadell

Centre d'Interpretació del Patrimoni Molí d'en Rata de Ripollet
Ripollet y la acogida de refugiados
Del 6 de mayo al 18 de noviembre
C. Molí d'en Rata, 1. 08291 Ripollet

Museu de Arenys de Mar
Bombas: por tierra, mar y aire
Del 7 de junio al 29 de septiembre
C. de l’Església, 43. 08350 Arenys de Mar

Museu de Manresa
Los refugiados: la otra cara de la Guerra Civil en Manresa
Del 20 de junio al 29 de septiembre
Vía Sant Ignasi, 40. 08240 Manresa

Museu de Mataró. Can Serra
La solidaridad de Mataró con los refugiados durante la Guerra Civil, 1936-1939
Del 21 de junio al 13 de octubre
C. el Carreró, 17. 08301 Mataró, 17. 08301 Mataró

Museu de la Pagesia de Castellbisbal 
Economía de subsistencia
Del 17 de agosto al 28 de diciembre
C. Pi i Margall, 13. 08755 Castellbisbal

Museu Torre Balldovina
Niños de Madrid refugiados en Gramenet del Besòs
Del 22 de octubre al 22 de diciembre
Pl. Pau Casals, s/n. 08922 Santa Coloma de Gramenet